miércoles, 15 de junio de 2011

El día que quise morir

Salí de la casa dando un portazo tan fuerte que la puerta ni siquiera se cerró... no tenía más espacio por dónde gritar y esparcir mi ira.
Me paré en medio de la calle y comencé a gritar entre llanto y desesperación.
Me quería arrancar el pelo ahí mismo. Sangrar, morir.
- Entra!! no seas como tu padre!!, entra ahora mismo!!- me gritaba mi madre desde la puerta.
De lo poco que puedo recordar, me veo llorando en medio de la calle... arrodillada suplicando que en ese mismo instante pasara un camión y me atropellara...
Me levanté, y quise correr, pero no podía, las piernas no me daban, y tenía tantas lágrimas en los ojos que ya no veía nada.
Entré entonces a la casa. La calle permanecía más vacía que nunca. Seguía llorando, estaba muerta. Muerta pero llorando.
Fui al baño y vomité de furia, pena. Los ojos se me hacían cada vez más pequeños. Todo me molestaba.
De pronto entra ella al baño, y me habla: deja de llorar, no seas pendeja, hay cosas más terribles en la vida.
¡¡Qué mierda sabía ella!!, pensé. Me enfurecí nuevamente.
Seguí llorando, vomitando... estaba mareada.
Entonces entra mi madre, y me dice entre angustia y rabia: tú no habrías hecho lo mismo... tú eres mejor que yo. "No lo sé... no lo sé".
Me acosté con la esperanza de no volver a despertar al día siguiente... pero sucedió. Desperté y la vida... aún sigue.

1 comentario:

  1. Esos sentimientos que a veces tenemos, son tan dañinos que nos hacen pensar muchas cosas, a mi me hicieron pensar muchas cosas. Personalmente creo que la vida me mostró finalmente el lado amable y me entusiasme.
    saludos

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