sábado, 28 de agosto de 2010

This is me, tercera parte.


Me vestí de negro durante mucho tiempo, y fui agresiva con todo aquel que me molestara. Me entró toda la rebeldía al cuerpo y mandaba amenazas a quien osara molestarme o reírse de mí. El año 2000 me suspendieron del colegio por primera vez en la vida porque sencillamente no trabajaba en el colegio, no hacía las tareas que me mandaban, y estaba harta de ese colegio de mierda porque me trataban pésimo por esta sencilla razón: venir de un colegio más caro. Sí, mis padres quedaron cesantes y la vida de princesitas que llevábamos con mi hermana se terminó abrúptamente. Ya no habían cereales de colores en la despensa, y las barbies para el día del niño fueron reemplazadas por llaveros que decían “te quiero”. No crean que por esto llorábamos, ok, yo lloraba pero no de pena o impotencia, lloraba más bien por el amor que me demostraban mis padres acordándose del día del niño a pesar de no tener ni un peso, porque literalmente fue así.

Habían semanas enteras que no había dinero ni siquiera para comprar pan, así que mi mamá le pedía prestado dinero a mi nana, o “tía Rita” como le llamábamos con mi hermana. Así no más, mi mamá le pedía dinero prestado a la nana. ¿Por qué teníamos nana a pesar de no tener dinero? Bueno, la Rita nos cuidaba porque llevábamos años junto a ella, y mis padres debían trabajar el doble para poder tener un poco de dinero, y consideraban que aún éramos demasiado pequeñas para quedarnos solas en la casa, cocinar, etc. Entonces, básicamente la Rita les hizo el favor de trabajar para ellos un tiempo más hasta que pudiesemos ser autovalentes, o por lo menos aprender a freír un huevo y hacer fideos.

La Rita iba a la casa y nos cuidaba medio día, sólo lo suficiente como para dejarnos hecho el almuerzo y conversar con nosotras. Un amor la Rita.

A veces iba con su hijo pequeño porque no tenía con quién dejarlo tampoco... eran tiempos difíciles para todos: plena crisis asiática.

Cuando crecí, seguíamos pobres, y nos fuimos a Huasco porque ahí le ofrecieron un trabajo a mi papá. Vivimos en una parcela, teníamos pollos, tórtolas, perro, tuvimos un cabrito e incluso un chancho que nunca conocí porque mi papá no quiso que me diera pena cuando tuviésemos que comérnoslo (pobre chancho, ni nombre llegó a tener...).

Mi hermana se agarró una pedículosis que le duró alrededor de dos años, y por ende, yo también tuve piojos periódicamente. Resulta que la linda no se preocupaba de exterminar los piojos de su cabeza, y yo sí, pero ya cuando los había exterminado, ella se encargaba de regalarme un par más para que los criara en mi linda cabecita un periodo más.

En Huasco tuve una sola amiga, porque en mi colegio también me odiaban por venir de una ciudad más grande, o sea, en el colegio que llegara encontraban “buenas” razones para odiarme. Además volvieron las burlas, pero esta vez no por “negra” (porque ciertamente que el color de las pieles de mis compañeros eran igual o más morena que la mía), esta vez sólo por “cuica”, “pesada” y “peluda”, sí señores, y no era que me hubiese dejado de depilar, sino que cuando una niña tan peluda como yo, crece, le junto con ella crecen más pelos de los necesarios por todas partes: cara, brazos, espalda, abdomen.

Al año de vivir en Huasco nos cansamos de todo: pueblo chico, pocas cosas qué hacer, y mi mamá no conseguía trabajo y se aburría mucho. Además secretamente mis padres habían tenido los suficientes dramas como para decidir que se debían separar por el bien de la humanidad completa.
Así que nos fuimos a vivir a La Serena con mi mamá, dejando atrás a mi única amiga en Huasco, y a mis apestosos compañeros. Llegué a un colegio de puras niñas, así que no fue tan terrible aquello de los vellos corporales. Si bien me molestaban, sabía que ellas también tenían sus defectos y complejos así que con mujeres fue más fácil controlarlo. Por más que se crean la raja, lo más mino sobre la tierra, siempre las mujeres se acomplejan, ya sea por piernas muy cortas, muy delgadas, muy largas, pelo no tan largo como lo quieren, color de piel no tan blanco, no tan oscuro como quisieran, nariz de gancho, pómulos prominentes, que otras no tienen pómulos... para una mujer, siempre hay algo por lo que acomplejarse.


Continuará... aún...

jueves, 26 de agosto de 2010

This is me, Segunda Parte


Ok, empecemos de nuevo:


Hola, soy Alejandra Díaz, aunque hay días en los que me miro al espejo y no me reconozco. Es como si mi nombre no me perteneciera. Lo que veo es un cuerpo y Alejandra Díaz es un concepto. Es como cuando uno se pregunta huevadas como “¿Por qué el cielo se llama “cielo”?, ¿a quién se le habrá ocurrido?, ¿por qué no se llama “caca”, “queso” o “pasto”?”, ¿se entiende el punto?


En fin, esa soy yo, Alejandra Díaz, y me dicen Alegría, o Alegriosa, o Alegriosidad. ¿por qué? Todo comenzó con 31 minutos y su personaje Cucho Lambreta que canta una alegre canción llamada “ríe”, en la que sugiere a todos los depresivos como yo que debemos reír de todo con “alegriosidad”. De ahí empezaron a derivar la palabra a Alegría, Alegriosa, y ahí estoy yo, la Ale, que es casi todo lo contrario a “alegriosidad”... debo recordar que debo reír más, porque derrepente se me olvida, y “Alegriosa”, etc. se transforma en una pura ironía simpática.


Nací enferma, morada, con fiebre, resfriada, el 14 de abril del año 89, en una clínica de Ñuñoa. Me crié en Santiago durante mis primeros 5 años junto a mi papá y mamá, que se amaban, adoraban, idolatraban, sí, sobre todo eso, I-DO-LA-TRA-BAN, lo cual me hizo idealizarlos durante mis primeros 14 años de vida.


Cuando era pequeña, después de los cinco años que viví en Santiago, nos fuimos a vivir a Concepción. Veía Sailor Moon, los Supercampeones, Pipi Longstockings, etc. y tenía un montón de amigos imaginarios. Era súper acomplejada porque era el blanco favorito para los matones de mis colegios. Me llamaban “negra” o “fea”, también “chewbacca”, entre otros bonitos apodos.


Recuerdo haber llegado más de una vez a mi casa a llorar con mamá y contarle que me molestaban mucho en el colegio por negra y peluda, así que por favor me blanqueara la piel de alguna forma, a lo que mi mamá respondía “pero hija, usted es hermosa, su color de piel es precioso, quién no quisiera tener ese color tan lindo que tiene usted; no les haga caso a esos blancuchos feos que sufren todos los veranos tomando sol y quedan como jaiba, no con ese color tostado precioso que tiene usted”. En cuanto a los vellos (no olvidemos que peluda también era, además de “negra”) se deshizo de ellos cuando yo tenía 12 años. Me llevó a que me depilaran las piernas, y todo vello visible. Fui feliz. Creo que cuando por fin me deshice de aquellos vellos me sentí mujer, o como una niñita igual que las demás... no, en realidad yo creo que me sentí mujer, y una mujer muy linda.


Más adelante, cuando me di cuenta que no tenía la edad suficiente para sentirme mujer, cuando comprendí que ser mujer no sólo era depilarse y lucir unas lindas piernas con el uniforme del colegio, me deprimí de nuevo porque ya estaba en la pubertad plena.


... continuará, no se lo pierda...

martes, 24 de agosto de 2010

This is me primera parte.


Hace mucho tiempo que no puedo escribir nada interesante, yo diría que hace más de un año. Siento que todo lo que escribo está vacío, y eso me desespera un poco. No es justo que me suceda esto porque prácticamente es lo único en lo que en algún momento me destaqué.


Entré a estudiar periodismo para poder escribir el resto de mi vida, ese era el plan, pero ahora que estoy “vacía” de ideas y sentimientos concretos no le encuentro sentido a seguir dándole con ese plan, pero soy burra, o más bien, obstinada, y haré lo que sea para recuperar ese amor por las letras, los puntos, las comas, los tildes, todo aquello que antes me apasionaba. Necesito leer cosas que me interesan, y no encuentro. Por ahora me conformo con las imágenes, y pienso que talvés mi papá tenía razón: debí haber estudiado fotografía.


Tengo planes, sin duda alguna; sino fuese así estaría aún peor de lo que estoy: quiero viajar, trabajar, y seguir viajando. Quiero estudiar algún otro idioma aparte del inglés, quiero tocar un instrumento y apasionarme por la música nuevamente. Quiero volver a cantar y creerme la raja cantando en un coro de mala muerte. Quiero que me odien por amar la técnica, y quiero dejar un poco de mí en aquellos corazones que me interesan. Tengo planes, sí que los tengo.


Últimamente me he sentido vacía porque no sé por dónde empezar. Me suele pasar cuando tengo muchas cosas que quiero hacer y aún no puedo empezar a hacer ninguna. Me apesta que los días sean tan cortos a veces, y otras veces me apesta que los días parezcan interminables cuando lo único que quiero es que el tiempo avance.


A veces pierdo el interés en el periodismo por que me decepcionan los periodistas, otras veces me encantan. La mayoría de las veces siento que yo como periodista no sería muy buena, pero la gente me da esperanzas. Yo debería seguir escribiendo, debería también comprender de una vez por todas que siempre habrá alguien mejor que yo, y que eso no quiere decir que yo sea penca... puede que en otra cosa yo sea mejor que quién sea mejor periodista que yo, por ejemplo, y eso es lo justo, porque así debe ser la vida.


Envidio a esa gente a la que se le reconocen los talentos, de verdad que los envidio, y no me gusta la envidia, pero se siente, y mueve harto a quien quiere alcanzar alguna meta... a mí me inmoviliza pensar que nunca podré llegar a ser lo suficientemente buena, y eso está mal. [otro punto en mi lista de asuntos pendientes]


To be continued...


Esta temporada, no olvidar:



Flores, encaje, básicos, shorts a la cintura, oxford shoes, carteras de cuero cruzadas o en el brazo, poleras extra large, panties con diseño, sobreros, blazers, whiteandblack stripes, estilo marinero, cadenas en exceso, colgantes de buho, colgantes de anclas, gafas de sol vintage, trajes de baño setenteros, mezclilla como en los ochenta, zapatillas blancas, botines negros y cafés, bototos Doc Martens, cinturones a la cintura, cinturones trenzados, grandes, cabello rubio cobrizo, botas cafés, botines negros, muchas tachas, color nude, anillos gigantes... muchos anillos gigantes, y anillos en par...
Y NO OLVIDAR: lucir cómoda