viernes, 4 de junio de 2010

Cosas raras que hago en soledad

Hablo sola... hace tiempo que lo había dejado de hacer, así como también había dejado de fumar por dos años, o más, pero por alguna extraña razón volví... a fumar y a hablar sola.

A veces como que me imagino diálogos que deberían quedar en mi mente, pero la intención se hace tan fuerte que termino por decirlo, y cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo, miro para todas partes esperando por favor no vivir como Truman en The Truman Show, porque de verdad que da vergüenza.

Otras veces me imagino que me espían, y que voy caminando y me van paparazzeando. Últimamente he estado bien perseguida cuando camino por la calle, no sé por qué, qué me estará pasando que pienso que en cualquier minuto se cae un cartel o una viga de algún edificio que quedó a medio caer por el terremoto. También he pensado en qué hacer si siento que me desmayaré en medio del paseo Ahumada, o en cualquier lado del centro. Por último, cuando camino por las veredas no me siento segura, creo que es obvio que cualquier vehículo puede ser manejado por un potencial esquizofrénico y te eche el vehículo encima y... tate, llegó tu hora. ¡Ah! Lo mismo me pasa en el metro... me da miedo cuando la gente se pone tras de mí en el metro.

Igual estoy un poco cagá, pero no vivo con miedo. La mayor parte de las veces que me empiezan las paranoias es cuando no tengo nada qué hacer. Cuando me sobra el tiempo libre.

Otra de las cosas raras que suelo hacer es que cuando escucho música con mi MP4 me imagino rodando un video musical, y le hago al lipsync exagerado en el metro, la calle, la universidad... pero siempre cuidando que nadie me esté viendo, o sea, como dirían en la dulce revista : mega oso.

Me peso casi todos los días en la mañana y en la tarde, y aunque parezca una conducta digna de una anoréxica de mierda, lo hago simplemente porque estoy satisfecha con mi peso, mi estatura y mi cuerpo. Sé que debería tonificarme con ejercicio, pero filo, no me torturaré más de lo que ya lo he hecho, no señores... suficiente con tener resistencia a la insulina y vivir freakeada por la sombra de la diabetes hereditaria.

Hace poco pude ver el color del aura de mis amigas, pero en verdad que lo encontré nada útil. Estuve tratando de verle el aura a la gente como desde los 12 años de edad, y cuando por fin lo logro a los 21, descubro que no es gran cosa.

Cuando era chica no tenía un amigo imaginario... tenía una pandilla entera. Los veía en todas partes, y recuerdo que más de alguna vez los reuní en el baño de la casa para explicarles que no me podían hacer pasar vergüenza y que no se aparecieran cuando yo estuviese con otra gente porque de verdad que era incómodo y no podía atenderlos... que me entendieran (juro que pasó así). La última vez que los cité fue para decirles que me dejaran en paz porque ya estaba grande para verlos... (10 años)

Siempre que tengo que hacer algo en mi pieza, prendo la tele y la pongo en MUTE. Parece que es para sentir que hay movimiento en la casa, porque paso la mayor parte del día sola cuando me quedo.