¿Cacharon esa aplicación de Facebook en donde te puedes hacer una polera con tu nombre? me cargó! así que me hice una sola, a pesar de que me cargue el fútbol... como que igual es contagiosa la fiebre mundialera, pero no significa que me rinda ante el "supuesto deporte del rey", para nada, y creo que eso nunca... es simplemente que el día martes me di cuenta de que si gana Chile este país va a dejar de alegar tanto por un día aunque sea...
Me presento, soy Alejandra y me carga el fútbol desde que tengo uso de razón. Llámenle trauma, llámenle feminismo mal enfocado y mal fundamentado, llámenle como quieran... a mí no me gustará tan fácil el fútbol.
Creo que definitivamente se trata de una tranca... recuerdo vívidamente a papá echado en el sillón con sus pies en la mesa de centro (porque para eso son las mesas de centro según papá, para ponerle los pies encima...) y con el control bien agarrado mirando un partido de fútbol, y no dejándonos cambiar la televisión, porque él era el hombre de la casa, el macho alfa, quien nos mantenía, quien se hacía mierda trabajando para darnos qué comer... el control remoto era como su báculo sagrado, y el sillón su trono. (by the way, feliz día daddy)
Luego de que mis padres se separaran, la casa y el auto eran pura paz sin esos apestosos relatores deportivos, ¡¡Es que los aborrezco!! Recuerdo que un día conversando con mamá, me dijo: en realidad hija, me estresaban los partidos de fútbol, pero los aguantaba y defendía a tu papá sólo porque lo amaba mucho.
Pero no crean que no probé la "caca" antes de decidir que no me gustaba, no señores, y fui de las brígidas... a mi papá no se le ocurrió nada más entretenido que llevar a su familia de paseo un sábado al estadio a ver fútbol... tres mujeres rendidas frente a los deseos de un hombre. Así es, vi un larguísimo y flaitísimo partido entre el deportivo La Serena y Colo Colo... ¿dónde nos sentamos? junto a la barra colocolina, por supuesto...
Epítetos de los más increíbles volaban por todo el estadio junto con el papel higiénico y el ruido de las cornetas y bombos... puros académicos de la lengua a mi alrededor, ahi estaba yo metida, entre mi papá y un tipo que le cantaba a la madre del arbitro hermosas melodías (como han de suponer).
Todo terminó cuando ganó Colo Colo y tuvimos que arrancar de los piedrazos papayeros con el acelerador a toda shala... ¡¡Nunca más!!
Odio el fútbol porque librarme de él simbolizó el lado positivo de la separación de mis padres... eso y dejar de ver carne roja en el congelador, guácala. (sí, no como carne roja, tampoco...)
Es lo primero que desaparece con los hombres: la carne y el fútbol, ¿y las cosas que aparecen? (se preguntarán uds... y sino, háganlo): El control remoto... ahora tengo uno propio, y me siento feliz.
En fin, por último les cuento que trataré de ver el partido entre Suiza y Chile, sólo por el chobinismo infundado que me brota en campeonatos mundiales (es un sentimiento irracional y casi involuntario)... no sé por qué pero aunque no me guste el fútbol, me siento parte del lado ganador cuando ganan... malditos.
Me presento, soy Alejandra y me carga el fútbol desde que tengo uso de razón. Llámenle trauma, llámenle feminismo mal enfocado y mal fundamentado, llámenle como quieran... a mí no me gustará tan fácil el fútbol.
Creo que definitivamente se trata de una tranca... recuerdo vívidamente a papá echado en el sillón con sus pies en la mesa de centro (porque para eso son las mesas de centro según papá, para ponerle los pies encima...) y con el control bien agarrado mirando un partido de fútbol, y no dejándonos cambiar la televisión, porque él era el hombre de la casa, el macho alfa, quien nos mantenía, quien se hacía mierda trabajando para darnos qué comer... el control remoto era como su báculo sagrado, y el sillón su trono. (by the way, feliz día daddy)
Luego de que mis padres se separaran, la casa y el auto eran pura paz sin esos apestosos relatores deportivos, ¡¡Es que los aborrezco!! Recuerdo que un día conversando con mamá, me dijo: en realidad hija, me estresaban los partidos de fútbol, pero los aguantaba y defendía a tu papá sólo porque lo amaba mucho.
Pero no crean que no probé la "caca" antes de decidir que no me gustaba, no señores, y fui de las brígidas... a mi papá no se le ocurrió nada más entretenido que llevar a su familia de paseo un sábado al estadio a ver fútbol... tres mujeres rendidas frente a los deseos de un hombre. Así es, vi un larguísimo y flaitísimo partido entre el deportivo La Serena y Colo Colo... ¿dónde nos sentamos? junto a la barra colocolina, por supuesto...
Epítetos de los más increíbles volaban por todo el estadio junto con el papel higiénico y el ruido de las cornetas y bombos... puros académicos de la lengua a mi alrededor, ahi estaba yo metida, entre mi papá y un tipo que le cantaba a la madre del arbitro hermosas melodías (como han de suponer).
Todo terminó cuando ganó Colo Colo y tuvimos que arrancar de los piedrazos papayeros con el acelerador a toda shala... ¡¡Nunca más!!
Odio el fútbol porque librarme de él simbolizó el lado positivo de la separación de mis padres... eso y dejar de ver carne roja en el congelador, guácala. (sí, no como carne roja, tampoco...)
Es lo primero que desaparece con los hombres: la carne y el fútbol, ¿y las cosas que aparecen? (se preguntarán uds... y sino, háganlo): El control remoto... ahora tengo uno propio, y me siento feliz.
En fin, por último les cuento que trataré de ver el partido entre Suiza y Chile, sólo por el chobinismo infundado que me brota en campeonatos mundiales (es un sentimiento irracional y casi involuntario)... no sé por qué pero aunque no me guste el fútbol, me siento parte del lado ganador cuando ganan... malditos.
PS: encuentro tan siútico llamarle vuvuzelas a las cornetas... ¿qué les pasa, chilenos?