Me senté en unas de las primeras filas para poder tomar mejor las fotografías. A pesar de que sentía que me veía bien, que había elegido el vestido apropiado, los zapatos perfectos, el maquillaje preciso, no podía dejar de sentirme en otro planeta. Lo más probable es que haya sido así precisamente porque no conocía a nadie, excepto a la familia de la novia... y a la novia, por supuesto.
Pero imagínense, que yo iba en primero medio, y con esta mujer éramos compañeras. Yo voté por ella cuando teníamos que escoger presidente de curso, y luego voté por ella cuando elegimos mejor compañero.
Yo estuve ahí, en su fiesta de despedida cuando se vino a la capital, y le escribí en una polera roñosa del colegio al que íbamos que nunca la olvidaría... probablemente, porque en realidad no recuerdo qué le escribí.
Todo es muy freak. Nunca había ido a un matrimonio, y no es que nunca me hubiesen invitado, es que nunca me llamaron la atención y me parecían depresivos: porque ahí estás tú, joven, jovial, llena de vida, SOLA, mirando como otros jóvenes, joviales, llenos de vida, deciden pasar el resto de sus vidas acompañados, prometiendo no separarse hasta la muerte.
El rollo de todo esto, es que fui a ese matrimonio, participé en la escena, miré todo, escuché todo, fotografié todo... ok, muy lindo, bello, hermoso, blanco, inmaculado... PERO... creo que he decidido que nunca me casaré. Y no es que esté de mal aguero ni nada por el estilo, es que sencillamente seguí sintiéndome fuera de lugar, sin una pizca de... "envidia", o "anhelo" de tener lo mismo, de sentir lo mismo... debe ser que estoy completamente en otra, o completamente desencantada... o sencillamente el blanco no es mi color favorito.
En fin, a pesar de todo esto que les cuento, sí le deseo lo mejor a mi amiga. Espero que pueda soportar todo lo que viene, porque el matrimonio no es como el pololeo... el matrimonio ES LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA... que luego se te hace tan conocida que puede caer en lo aburrida...
BESOS.
Aléi.