Ok, empecemos de nuevo:
Hola, soy Alejandra Díaz, aunque hay días en los que me miro al espejo y no me reconozco. Es como si mi nombre no me perteneciera. Lo que veo es un cuerpo y Alejandra Díaz es un concepto. Es como cuando uno se pregunta huevadas como “¿Por qué el cielo se llama “cielo”?, ¿a quién se le habrá ocurrido?, ¿por qué no se llama “caca”, “queso” o “pasto”?”, ¿se entiende el punto?
En fin, esa soy yo, Alejandra Díaz, y me dicen Alegría, o Alegriosa, o Alegriosidad. ¿por qué? Todo comenzó con 31 minutos y su personaje Cucho Lambreta que canta una alegre canción llamada “ríe”, en la que sugiere a todos los depresivos como yo que debemos reír de todo con “alegriosidad”. De ahí empezaron a derivar la palabra a Alegría, Alegriosa, y ahí estoy yo, la Ale, que es casi todo lo contrario a “alegriosidad”... debo recordar que debo reír más, porque derrepente se me olvida, y “Alegriosa”, etc. se transforma en una pura ironía simpática.
Nací enferma, morada, con fiebre, resfriada, el 14 de abril del año 89, en una clínica de Ñuñoa. Me crié en Santiago durante mis primeros 5 años junto a mi papá y mamá, que se amaban, adoraban, idolatraban, sí, sobre todo eso, I-DO-LA-TRA-BAN, lo cual me hizo idealizarlos durante mis primeros 14 años de vida.
Cuando era pequeña, después de los cinco años que viví en Santiago, nos fuimos a vivir a Concepción. Veía Sailor Moon, los Supercampeones, Pipi Longstockings, etc. y tenía un montón de amigos imaginarios. Era súper acomplejada porque era el blanco favorito para los matones de mis colegios. Me llamaban “negra” o “fea”, también “chewbacca”, entre otros bonitos apodos.
Recuerdo haber llegado más de una vez a mi casa a llorar con mamá y contarle que me molestaban mucho en el colegio por negra y peluda, así que por favor me blanqueara la piel de alguna forma, a lo que mi mamá respondía “pero hija, usted es hermosa, su color de piel es precioso, quién no quisiera tener ese color tan lindo que tiene usted; no les haga caso a esos blancuchos feos que sufren todos los veranos tomando sol y quedan como jaiba, no con ese color tostado precioso que tiene usted”. En cuanto a los vellos (no olvidemos que peluda también era, además de “negra”) se deshizo de ellos cuando yo tenía 12 años. Me llevó a que me depilaran las piernas, y todo vello visible. Fui feliz. Creo que cuando por fin me deshice de aquellos vellos me sentí mujer, o como una niñita igual que las demás... no, en realidad yo creo que me sentí mujer, y una mujer muy linda.
Más adelante, cuando me di cuenta que no tenía la edad suficiente para sentirme mujer, cuando comprendí que ser mujer no sólo era depilarse y lucir unas lindas piernas con el uniforme del colegio, me deprimí de nuevo porque ya estaba en la pubertad plena.
... continuará, no se lo pierda...
eso es falso
ResponderEliminarporque yo te llamé Alegría
por una canción del otro yo
he dicho
xDDDDD
igual te quiero alegría
aunque yo no tenga canción
:(
Uuu que triste Ale... Na que ver que te hayan dicho "negra". que se creen estos wnes,y a mí me dicen "gasparín", o sea una no tiene por donde agradarles.
ResponderEliminarEn cuanto a tus papis, así es el amor, "se acaba",eso ténlo bien clarito.
Tu historia es media triste,pero es bueno verte contarla con tanta resignación y picardía.