domingo, 8 de mayo de 2011

Chao, Raffita

Hoy es un día para recordar: murió mi tortuguita tuerta. Supongo que de frío. La vi flotando, y me dio rabia. Recordé cuando antes de navidad le dije a mi mamá: no quiero una tortuga, no sé cuidarlas. Y me llegó con dos... "igual no más".

Tengo rabia porque estas cosas de verdad me duelen. Me la regaló ella y lo único que pudo decir fue: pobrecita. No sé si se refería a Raffaella o a mí... que lloraba como una Magdalena.

Mi hermana me miró y me dio un abrazo... lo único que quiero es que mi mamá se lleve a Raffaello antes de matarlo. Que ella se haga cargo de ese dolor. Yo no nací para criar nada, ni siquiera plantas.

Yoko, es la planta que me regaló mi papá el día en que se fue de la casa, cuando se separó de mi madre... hace años atrás, en La Serena.

Me la traje hace dos años a Santiago y la pobre sobrevive a duras penas, pero sobrevive. A veces le hablo cuando me acuerdo. La quiero mucho, pero no sé cuidarla.


Así que me fui a dar una vuelta, para pensar en ropa, y cosas que me sacan del estado en el que caí... no lo logré. Sólo logré reafirmar lo estúpida que soy. Lo mucho que me agobia la gente, y lo ahogada que me siento yo misma cuando me ponen a cargo otro ser vivo.

No me regalen seres vivos.

Cuando me vine a vivir a Santiago, la Toti me regaló un cactus que murió 6 meses después. Luego mi hermana me regaló otro para una navidad... murió a los 5 meses...

Tengo demasiada pena, no sé cuidar nada que no sea a mí misma. Feliz día de la concha de su madre para mí.

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