sábado, 14 de enero de 2012

Historias de Bar: La maraca culiá

Foto: Entrelatas - 2008 [7 kilos más]

Esta vez me refiero a mí señores... sí, a mí. Les voy a contar la historia de la única vez que me han asaltado en la puta vida, y debo advertirles, que lo enfrenté estoica. Seguramente se preguntarán "por qué?", pues les diré que estaba tan borracha que no actuaba por mi razón, sino por la mezcla de adrenalina y endorfina que recorría mi cuerpecito virginal... (sí, VIRGINAL... okay??!)

Todo sucedió mi primer año de universidad. Había llegado recién a vivir a Santiago de Chile, y más encima vivía SOLA, en una pensión universitaria. Ahí conocí a la Carola, una de mis mejores amigas.

Carola tenía 21, yo tenía 18 - 19... era una pollita. Carne fresca para la jungla de cemento. 

El asunto es que con la Carola éramos ultra borrachas. Salíamos todas las semanas a hacer escándalo en algún bar de mala muerte. Programábamos el Wurlitzer con algún tema de Pearl Jam, Alice in Chains, Soundgarden, Nirvana, AC/DC, etc... y nos parábamos a cantar como si en realidad estuviésemos en la ducha, y no en un bar atestado de gente (y de hombres tan borrachos como una).

En esos años, además de ser una niñita saliendo de la adolescencia, adentrándose en la vida universitaria, era una mujercita despechada. 

Desde los 14 - 15 años, tuve a Chucky (hacer click si no cacha de quién cresta hablo) persiguiéndome parriba y pabajo, esporádicamente. Yo ya estaba harta, pero también debo reconocer que mi ego aún se sostenía en la relación que llevaba con él. El día que me dejó de pescar, fue el día en que me sentí herida, y por ende, fue el día en que quise vengarme. 

Aaaaaaaay, muchachos y muchachas... nada peor que una mujer despechada... 

Un día de borrachera llegamos a parar al Bar Oxido. Un bar bien conocido en la capital, donde generalmente hay tocatas tributos a bandas bacanes, y no tan bacanes. 

En esos tiempos (tiempos aqueeellos...) mi amiga, la Carola, iba a la siga de uno de los guitarristas de una banda, y yo... yo nada, yo robaba cigarros y copete a quien me joteara a cambio de nada más que UNA SONRISA, y un "muchas gracias". Jajaja... qué verdes quedaban los tipos. 

Así que robando y robando copete al gil que se atreviese a cortejarme, me quedé como piojo, señores. Como piojo. 

De pronto, entre el público, cacho que estaba Chucky... OMG!!! MI MOMENTO!!! - pensé. 

Una que cuando está curada piensa WEÁS, también hace weás!!! así que me acerqué a él, con mi borrachera... estaba tocando la banda tributo a Soundgarden... Black Hole Sun... 

Realmente no recuerdo con qué excusa me acerqué, sólo recuerdo que iba con una cara de maldad, y un chicle en la boca. 

Lo acorralé en una mesa, y me dijo: qué onda??... le contesté "nada :)" con una sonrisa siniestra... entonces fue cuando le besé el cuello mientras ADEMÁS miraba a uno de los tipos que me había brindado cerveza hace unos minutos atrás. Le cerré un ojo (MA-RA-CAmente).

Entonces, me quité el chicle de la boca, lo pegué bajo la mesa y TATE!!! (FLAITEmente) pasó lo que quería que pasara. El pobre hombre quedó confundidísimo. Acto seguido viene mi amiga y me saca de un ala, diciéndome "weona, vámonos". 

Entonces lo miré con cara de MARACA, y me largué al baño para irme sin ganas de orinar jaja. 

Cuando finalmente estaba pescando mis hueás para virar... este loco se pone en la puerta con pinta de buen hombre, y me dice: te voy a dejar. Me reí como hiena... no, corrección: ME REÍ COMO MARACA, y le dije "jaja, olvídalo, no te necesito ;)".

Con la Carola nos fuimos riendo de los pobres weones por toda una cuadra. "Guatón culiao!!!", gritaba la Carola a su hombre, mientras yo gritaba "Aweonaoooo!!!"

Cuando llegamos uno de los puentes que cruza el Mapocho, no sé cómo, pero se nos pasó por la cabeza que era BUENÍSIMA IDEA registrar ese momento justo ahí, en uno de los puentes más peligrosos de Santiago a las 4 AM... 

Caminamos unos pasos más y nos dimos cuenta que venían unos flaites hacia nosotras. Y nosostas, que estábamos muy ebrias, nos quedamos quietas mientras los flaites registraban nuestras carteras y bolsillos. Sólo nos robaron la cámara y nuestros monederos casi vacíos. 

"¿¿Weona, nos asaltaron??", me preguntó la Caro toda atolondrada, a lo que respondí: "SIIII WEONAAAA, NO PUEDO CREERLOOOO JAJAJAJAJAJAJA!!!"

Minutos después pasaron unos carabineros... Los puteamos al principio, luego nos tranquilizamos. Los hicimos parar, les contamos lo que nos había sucedido. Tomaron la constancia, nos jotearon, y luego nos fueron a dejar a la puerta de nuestro hogar sanas, salvas y borrachas aún. 

Es por esto que YA NO CREO EN LA VENGANZA, y creo que las maracas, todas, caerán por su propio peso algún día, porque el Karma EXISTE, señores!! Cuidado. 

Yo ya me rehabilité... jajaja 

Dedicada a @Camiloei, el curioso. 

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