El asunto es así: no hay carrete, no hay amigos, no hay maraca, no hay drama, no odio a nadie, hay copete... y estoy escribiendo esto enchufada a una cerveza barata que guardaba en el peor lugar de la cocina: el frigobar.
El frigobar nunca tiene comida decente, sólo muchas adherezos. Está lleno de sobres de ketchup vacíos, frascos de mayonesa light, mayonesa normal, ají, salsa de tomates, mostaza... nunca comida decente. Y bueno, entremedio de todos los envases vacíos (hay uno de mermelada también... de ese me declaro como única culpable... es que nunca encuentro espacio en el basurero para poder botarlo... qué desastre!!) ahí... por ahí entremedio se hayan dos botellas de cervezas baratas. Una entera, otra a medio tomar que no pude abrir, y que queda para otra oportunidad.
Dije el fin de semana pasado: no vuelvo a beber cerveza barata... no vuelvo a beber copete barato en mi puta vida. Pero digamos que mi puta vida es una mentira. Mientras sea estudiante, vale decir, POBRE, no puedo hacerle el asco a esta clase de copete que puedo conseguir por la módica suma de 850 pesos. No señor.
Un abrazo... salud!
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