miércoles, 20 de abril de 2011

Cigarrillos

Encendió un cigarrillo con el único afán de hacerse daño.
Miró sus manos detenidamente... se veían bastante atractivas con un cigarrillo entre los dedos.

Miró cómo las venas se le marcaban al tomarlo "es una de las cosas que más me gusta de fumar... mirar cómo al tomar el cigarro mis venas se marcan. Mis manos se transforman de repente en algo tan dibujable", se explicó a sí misma.

Miró al espejo. No era un día como estos... era un día de aquellos. Todo era sombrío. Una nube extraña le cubría el rostro. Todo era demasiado extraño como para definirlo.

Miró sus manos nuevamente... ya no lucían tan bellas. Necesitaba otro cigarro.

La cabeza se le partía, el corazón se le partía. La boca y esa sensación de mierda que ya conocía.

Esas corazonadas que de pronto surgen, "las cosas no están bien... algo hay que hacer".

Se levantó del mesón de la cocina, y comenzó a caminar. Sonó el timbre, abrió, y ahí estaba él. Le sonrió con aquellos mismos ojos que alguna vez amó, y que hoy sencillamente no soportaba ver.

Un beso, ya nadie se quería. Nadie quería a nadie en ese lugar tan extraño.

Se sentaron, sin mirarse. Cada uno mirando algo más, cada uno preocupado por el otro. "No quiero hacerte daño", pensaba "pero me es inevitable... ayúdame".

Él seguía mirando la televisión... no había nada.

No era un día de esos... era un día de aquellos... era un día que sencillamente quieres borrar de la memoria. Algo tan sucio.

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