Esta tarde me recosté en la cama, exhausta de tanto estudio y estrés universitario. Por fin di las malditas 3 solemnes por las que he estado hueveando desde la semana pasada, muerta de miedo... me quedé mirando fijamente la pared, y cerré los ojos. Quería descansar... la luz de la tarde iluminaba la habitación, brindándole tontalidades pasteles. Cerré los ojos y pasó nuevamente!!! Esa sensación de Deja vu, como cuando sientes que está la misma luz, el mismo aire, el mismo olor, el mismo MOMENTO, exactamente el mismo momento, en que llegaba a tu casa una tarde, y terminábamos abrazados, tú durmiendo y yo mirándote dormir con la luz que se filtraba entre las persianas.
- Ale, ya pasó... concéntrate, presente, presente, presente... - Me dije. Abrí los ojos, y vi las cosas, miré mi presente con los ojos bien abiertos. Toqué y palpé mi presente.
Hace ya algún tiempo cambié los muebles de lugar en mi habitación, compré un nuevo perfume, cambié mi corte de cabello, cambié mis rutas, los locales que solía frecuentar, mis modales, mis programas de televisión, mis vicios, mis costumbres, y hasta creo que cambié algunas palabras. Cambié todo para no volver a recordar nada, y nada sirve, porque mi mente sigue siendo la misma, mis experiencias igual... y de pronto la luz me trae tu recuerdo, la música, o algún transeúnte en la calle me trae tu olor, y me vuelvo a sentir estafada. Me siento estafada uuuna y ooootra y ooootra vez.
Hoy comprendí que te odio porque debo odiarte. Porque la nostalgia me da pena, y es más fácil odiarte que intentar ser feliz con ese recuerdo, con los mismos momentos... porque cuando ellos llegan a mi cabeza, el deseo de volver a tenerlos me inunda de anhelo, y me siento frustrada nuevamente.
No te odio porque no te entienda. Me odio más a mí por haberme dejado engañar, estafar. No sé en qué momento dejé que todo esto me pasara a mí... nuevamente.
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