martes, 31 de enero de 2012

Mi abuela tiene Alzheimer

La gente no lo quiere reconocer, porque es complicado asumirlo. 
La abuela Adriana tiene Alzheimer. Se le nota a kilómetros de distancia. Cuando estando en Santiago piensa que estamos en Coquimbo, y viceversa. 
Al principio traté de tomármelo con gracia. En cuanto me repetía las historias viejas, me mostraba las mismas fotos que me muestra siempre, y me pone las mismas películas una y otra vez, todo iba bien. Podía con eso. Pero ahora me da miedo.
Me aterra que un día se pierda, que un día no se acuerde de quién es, o de quién soy yo. Me aterra en lo más profundo de mi ser, como el miedo a la muerte.
Me encantaría que sus hijos no fuesen tan mierda como lo son y se preocuparan más por ella. Una que tiene 22 años, y está a más de 600 kilómetros de distancia, le es difícil ir a visitarla más seguido, ¿no?
Lamentable por mi abuela, que tiene que aguantar 8 hijos tarados que tiene. 8 tontos graves que no saben apreciarla como se debe. 
Me encantaría poder pagarle una nana, que le ayude con las cosas en la casa. Que alguien le haga compañía. Que sus 8 críos sirvieran para algo más que para andarse pelando por las espaldas, peleando constantemente. 
Ya está bueno ya. Son bien viejotes y siguen con esa mierda de actitud. 
Ya no me hace gracia el alzheimer, y no puedo quedar indiferente ante algo tan penca como lo que le está pasando a una de las personas que más amo en el mundo. Una de las personas que más he admirado en la vida. 
Me da tanta rabia que me dan ganas de cachetear a toda la manga de desequilibrados mentales que tiene por hijos. 
Afortunadamente yo ya no soy Díaz. No me siento "Díaz", soy Madrid... porque lo siento mucho, pero soy mucho mejor que toda esa manga de Psychos que se pelean unos con otros por quién tiene más derecho sobre su madre y quién no. 
Desgraciados. 
Abran un poquito los ojos... dejen de andar rezando con los ojos cerrados a un dios que no le ayudará a recuperar la memoria a su madre. Abran un poco los ojos de vez en cuando. 
Tanto que van a la iglesia a golpearse el pecho. Tanto que ayudan a los pobres, a los abuelos, a los desvalidos, para ganarse un lugar en "el cielo"... mejor vayan a preocuparse por quien toda la vida estuvo preocupada por ustedes. 
Culminaré este texto diciendo una sola cosa más: 
No merecen el PEDAZO de madre que tienen. 

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