Persona 0
No tenía idea de quién eras ni me importaba. Siempre me he mantenido reacia a conocer más gente cuando mi vida va equilibrada. Llegaste saludando cariñosamente a todo el mundo y sólo me limité a comentarle a una amiga a través de un chat: por fin llegó alguien guapo y heterosexual a este lugar.
Te sentaste en medio, y todos te miraban. Contabas qué habías hecho, y blablablabla... me puse los audífonos. No me interesaba nada más que el último disco de Radiohead en ese minuto, y contarle a mi amiga lo bueno que había estado mi fin de semana, y lo excelentísimo que se venía mi próximo fin de semana.
Te miré de reojo nuevamente, y comenté: "tiene un aire a Chris Cornell... conocerá a Chris Cornell???"
Esa fue la primera vez que te vi.
Persona 1
No podía ni mirarte a los ojos, estaba demasiado cohibida. Sólo recuerdo haber tenido la mirada pegada en mis viejas zapatillas converse rojas, y haber visto tu hermosa sonrisa un par de veces casi por obligación.
Me quedé pegada en el espejo retrovisor, tratando de detener la ráfaga de pensamientos que se dispararon en mi cabeza. Me fue imposible concentrarme en una sola idea. Sucede cuando ando ansiosa, nerviosa...
Buscaba palabras en los árboles para poder iniciar una conversación decente, estaba sorprendida. Me sentía especial.
Esa fue la primera vez que te vi.
Persona 2
Venías caminando hacia mí, muy nervioso. Yo estaba muy tranquila sentada en la banca fuera del cine, moría de calor.
Te sentaste a mi lado y no conseguía retener tu mirada en mis ojos. Mirabas mis manos, y eso me tenía algo histérica.
Esa fue la primera vez que te vi.
Persona 3
Venías todo tapado, con una bufanda que cubría hasta tu nariz. Yo te vi y comencé a llorar. Tenía frío, pena y rabia. Nada saldría bien.
Esa fue la primera vez que te vi.
Persona 4
Me llamaste desde arriba del metro Baquedano, me hiciste una seña con tu mano para que subiera. A medida que subía las escaleras, una alegría "trígida" me invadía. Un poco nerviosa, un poco ansiosa.
Me saludaste y sentí el olor de tu perfume inmediatamente. Te veías alegre, algo disperso. Yo estaba concentrada en tu extraño cabello, tus zapatillas converse, y no podía creer que tuvieses más de 30 años, y trataba de pensar en todas las cosas que habías vivido, todo aquello que habías visto y que yo aún no. De cierto modo, vi mi futuro en tus propios ojos, convencida, sin embargo, de que yo no tendría el pelo verde a los 30 años de edad.
Esa fue la primera vez que te vi.
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