jueves, 13 de octubre de 2011

Otra para la Adrianita

Puta, abueli... no sé qué chucha está sucediendo. Tus hijos que te tratan de amnésica parecen tener peor memoria que la tuya, y eso que a no todos les ha afectado la diabetes (aún). 

No sé cómo no recuerdan todo lo que has hecho por ellos, y ahí siguen todos, peleándose, pelándose, mandándose puras cagadas. Adriana... no hay remedio con esta familia. 

Hace poco de nuevo me entero que están hablando de nosotras. Que mi hermana y mi madre son unas perversas, y yo quizás qué mierda soy. Y por más que no les hemos dado pelota, por ahí andan todos despotricando en contra nuestra. 

Somos un trío de mujeres irresponsables: yo soltera, mi hermana lesbiana, mi madre dejándose querer por el hombre que ha escogido... un trío de malas mujeres. Pérfidas, malvadas, desviadas, depravadas. 

No entiendo qué tan bueno han hecho ellos por nuestras vidas, o siquiera por las suyas que tienen que andar husmeando qué pasa con la de nosotros. 

Pero abuela, eso no es lo peor... eso no es lo que me afecta. 

Desgraciadamente las cosas siguen igual que hasta hace un par de años. Sólo un par de hijos tuyos se dignan a preocuparse por tu bienestar. Yo diría que 3 de los 8 pelotudos que pariste. Lo lamento mucho. 

Si tan sólo fuese más fácil poderte hablar al teléfono, o si supieras ver e mails, o no te costara tanto leer cartas, me comunicaría aún más contigo, pero me es difícil. 

Te extraño, abueli... te extraño mucho. Me da pena pensar que la última vez que te vi me pasaste un montón de fotografías y recuerdos porque "para qué los voy a querer yo... no los necesitaré en mi tumba..." me dijiste. Y es cierto. 

Por lo menos las fotografías eran de cuando yo y mis demás primos eramos pequeños. Cuando las cosas estaban un poco mejor, y la gente loca esa, estaba un poco más cuerda. 

Pero todos hacemos nuestras elecciones en la vida, Adrianita, ¿cierto? Tú hiciste las tuyas, ellos las de ellos... y nosotras estamos haciendo lo mismo. Esta vida es para vivirla, no para lamentarla. Esta vida es para lucharla, no para derrotarse. 

Te amo, abue.

Ale.

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